Análisis de Cumpleaños
de Carlos Fuentes
Este
es un relato de narrativa fantástica que tiene como eje la rencarnación, el tiempo y el espíritu humano.
Al
principio aparece el final, un cuarto oscuro, ventanas tapiadas, un hombre
viejo sentado, un gato a sus pies, una mujer lanzando naipes al suelo, un plato
de comida que se resbala debajo de la única y cerrada puerta, la mujer
compartiendo la comida con el gato en el suelo.
Después
un hombre que vive en los suburbios de Londres se dispone a ir a trabajar pero
su esposa lo detiene para recordarle la fiesta de su único hijo. George le dice
saldrá muy tarde la mujer reclama. Todo se pierde.
Aparece
entonces un hombre de avanzada edad, en una cama de lata rodeado por un
mosquitero viejo, no sabe su ubicación, no estaba solo un niño vestido de
marinerito con una herida en el brazo lo resguarda. Un gato también está cerca.
No hay nadie más, se acerca a la única ventana del extraño lugar, pero un muro
de concreto la sella. El niño lo incorpora. Una mujer entra desconcertada: el
niño la nombra Nuncia. Le pide que no empiece con sus cosas, que en la casa no
hay nadie más que ella, el gato y él. El niño lo miraba mientras Nuncia miraba
el vacío, ella con una túnica negra enorme que la cubría hasta los tobillos,
con grandes bolsas a los lados para cargar llaves o cualquier cosa. Se llevo al
niño al regazo para amamantarlo, mientras este fríamente lo miraba. Quería
decirle a Nuncia que estaba presente, pero un miedo lo acosaba. No sabía si estaba
vestido o cubierto.
Encontró
un sitio raro que es, era o será, no lo sabía, solo veía que las cosas eran
distintas, la cama en la cocina, un ropero en el jardín y un lugar
completamente amurallado con una arquitectura medieval o eso parecía, o seo
creía.
El
gato también es consiente de la existencia del nuevo ser que habitaba la casa. Le maullaba, le acariciaba los pies, luego
Nuncia lo vio y le repitió lo mismo que al niño: no hay nadie más aquí, lo
golpeó, pero después se arrepintió, lo abrazo y le lo acarició mientras lo
llamaba Nino.
Después
él fue testigo de los tratos que el niño de la
Nuncia, al someterla en el suelo y decirle cosas obscenas. El niño mas
tarde le va a confesar su sufrir con esa
mujer, pero le dice que lo observo maltratándola, el niño enfurece y se va.
Otra cosa curiosa que ve en su recorrido en la casa son las jaulas que cuelgan
del techo de la habitación del niño, que se mueven con el viento a pesar de que
es un lugar cerrado.
Después
el niño desaparece junto con el gato y él fue un ser mas joven, se entrega en un
fugaz verano al amor de una Nuncia que logra visualizarlos, hasta que el otoño
regresa, además con un hombre sobre un
caballo. Era él con la misma edad y la misma cara; Nuncia lo recibe y él mismo
se sorprende ante tal figura. Se pide que le quite los zapatos y que los limpie,
igual los de Nuncia, que siempre tiene lodo, no podía desobedecerse a si mismo,
salió al jardín, donde observó la caída de los muros que rodeaban el enigmático
lugar. De regreso al cuarto vio como Nuncia
se le entregaba a ese hombre, después ambos hacían el amor con la misma mujer.
Después
observa como esas jaulas que estaban vacías ahora eran ocupadas por un tigre,
que antes había visto con el caballero y ahora yacía muerto, una cabra y un
búho, pero dos seguían vacías. Más tarde fue testigo de la agonía de aquel hombre que en un
instante envejeció, oyó su confesión a través de la voz de Nuncia, le dijo que
era parte de un antiguo ser suyo, que siempre habitaba en alguna época de la
vida de la tierra, que el que vemos los lectores era el hombre del principio,
el de la silla y la obscuridad, mientras
oía esto, le mencionó que fue encerrado en ese lugar por sus ideas de la
rencarnación y que sólo tenia a un sirviente que le ponía la comida a cierta
hora, antes de morir le dice a Nuncia que no pudo encerrar a los demás animales
en las jaulas. En ese mismo momento su sirviente lo asesina. Sale de la casa y
observa cómo se combinan los tiempos, como los monjes andan por las calles de la
ciudad, caballeros y carretas en un herido y lastimado tiempo, como el momento en
el que fue un hombre que murió una tarde de viernes, crucificado y rasgado del
costado.
Al
final se responde la eterna pregunta del relato, cómo había llegado ahí, se
ubica en el último lugar que recuerda. George, el del cumpleaños, estaba
sentado frente ala jaula de los osos, en el zoológico. Una mujer vestida de
negro frente a los oso acariciaba a un gato al que llamaba Nino, ella se acerca
a aquel confundido hombre mientras arrojaba unos naipes (como los del principio)
era un oso, un dragón, un tigre, una cabra, un búho. Ella se acerca y le dice
que ya no quiere esperar ella sola hasta su rencarnación, lo toca, siente un
frio que lo congela mientras ve sus zapatos enlodados.
Valoración.
Fantástica.
Los hechos parecen no tener relación, pero si te olvidas de los elementos
complicados resulta una obra espectacular, un mundo encerrado en un delgado
libro esperando a ser abierto. La manera de mezclar las realidades le da un
ambiente tenebroso, la actitud de los personajes, la enorme confusión,
excelente historia con un final apasionante.
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