domingo, 25 de noviembre de 2012

"Pensándote a ti, que no existes, en un tiempo que aún no existe." Análisis de Cumpleaños.




Análisis de Cumpleaños de Carlos Fuentes
Este es un relato de narrativa fantástica que tiene como eje la rencarnación,  el tiempo y el espíritu humano.
Al principio aparece el final, un cuarto oscuro, ventanas tapiadas, un hombre viejo sentado, un gato a sus pies, una mujer lanzando naipes al suelo, un plato de comida que se resbala debajo de la única y cerrada puerta, la mujer compartiendo la comida con el gato en el suelo.
Después un hombre que vive en los suburbios de Londres se dispone a ir a trabajar pero su esposa lo detiene para recordarle la fiesta de su único hijo. George le dice saldrá muy tarde la mujer reclama. Todo se pierde.
Aparece entonces un hombre de avanzada edad, en una cama de lata rodeado por un mosquitero viejo, no sabe su ubicación, no estaba solo un niño vestido de marinerito con una herida en el brazo lo resguarda. Un gato también está cerca. No hay nadie más, se acerca a la única ventana del extraño lugar, pero un muro de concreto la sella. El niño lo incorpora. Una mujer entra desconcertada: el niño la nombra Nuncia. Le pide que no empiece con sus cosas, que en la casa no hay nadie más que ella, el gato y él. El niño lo miraba mientras Nuncia miraba el vacío, ella con una túnica negra enorme que la cubría hasta los tobillos, con grandes bolsas a los lados para cargar llaves o cualquier cosa. Se llevo al niño al regazo para amamantarlo, mientras este fríamente lo miraba. Quería decirle a Nuncia que estaba presente, pero un miedo lo acosaba. No sabía si estaba vestido o cubierto.
Encontró un sitio raro que es, era o será, no lo sabía, solo veía que las cosas eran distintas, la cama en la cocina, un ropero en el jardín y un lugar completamente amurallado con una arquitectura medieval o eso parecía, o seo creía.
El gato también es consiente de la existencia del nuevo ser que habitaba la casa.  Le maullaba, le acariciaba los pies, luego Nuncia lo vio y le repitió lo mismo que al niño: no hay nadie más aquí, lo golpeó, pero después se arrepintió, lo abrazo y le lo acarició mientras lo llamaba Nino.
Después él fue testigo de los tratos que el niño de la  Nuncia, al someterla en el suelo y decirle cosas obscenas. El niño mas tarde le va a  confesar su sufrir con esa mujer, pero le dice que lo observo maltratándola, el niño enfurece y se va. Otra cosa curiosa que ve en su recorrido en la casa son las jaulas que cuelgan del techo de la habitación del niño, que se mueven con el viento a pesar de que es un lugar cerrado.
Después el niño desaparece junto con el gato y él fue un ser mas joven, se entrega en un fugaz verano al amor de una Nuncia que logra visualizarlos, hasta que el otoño regresa, además  con un hombre sobre un caballo. Era él con la misma edad y la misma cara; Nuncia lo recibe y él mismo se sorprende ante tal figura. Se pide que le quite los zapatos y que los limpie, igual los de Nuncia, que siempre tiene lodo, no podía desobedecerse a si mismo, salió al jardín, donde observó la caída de los muros que rodeaban el enigmático lugar. De regreso  al cuarto vio como Nuncia se le entregaba a ese hombre, después ambos hacían el amor con la misma mujer.

Después observa como esas jaulas que estaban vacías ahora eran ocupadas por un tigre, que antes había visto con el caballero y ahora yacía muerto, una cabra y un búho, pero dos seguían vacías. Más tarde fue testigo  de la agonía de aquel hombre que en un instante envejeció, oyó su confesión a través de la voz de Nuncia, le dijo que era parte de un antiguo ser suyo, que siempre habitaba en alguna época de la vida de la tierra, que el que vemos los lectores era el hombre del principio, el de la silla y la  obscuridad, mientras oía esto, le mencionó que fue encerrado en ese lugar por sus ideas de la rencarnación y que sólo tenia a un sirviente que le ponía la comida a cierta hora, antes de morir le dice a Nuncia que no pudo encerrar a los demás animales en las jaulas. En ese mismo momento su sirviente lo asesina. Sale de la casa y observa cómo se combinan los tiempos, como los monjes andan por las calles de la ciudad, caballeros y carretas en un herido y lastimado tiempo, como el momento en el que fue un hombre que murió una tarde de viernes, crucificado y rasgado del costado.
Al final se responde la eterna pregunta del relato, cómo había llegado ahí, se ubica en el último lugar que recuerda. George, el del cumpleaños, estaba sentado frente ala jaula de los osos, en el zoológico. Una mujer vestida de negro frente a los oso acariciaba a un gato al que llamaba Nino, ella se acerca a aquel confundido hombre mientras arrojaba unos naipes (como los del principio) era un oso, un dragón, un tigre, una cabra, un búho. Ella se acerca y le dice que ya no quiere esperar ella sola hasta su rencarnación, lo toca, siente un frio que lo congela mientras ve sus zapatos enlodados.
Valoración.
Fantástica. Los hechos parecen no tener relación, pero si te olvidas de los elementos complicados resulta una obra espectacular, un mundo encerrado en un delgado libro esperando a ser abierto. La manera de mezclar las realidades le da un ambiente tenebroso, la actitud de los personajes, la enorme confusión, excelente historia con un final apasionante.


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